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La igualdad en sus cuatro tipos, explicados de manera epistemológica

¿Igualdad o Libertad? Cuatro tipos de Igualdad.

La izquierda postmoderna ha socavado el concepto legítimo de igualdad al punto de ser liberticida y enemigo de la justicia e igualdad ante la ley, sin embargo ¿cómo saber cuál es la que defienden ellos y cuál la que los liberales debemos defender?

2018

Libertaire Limeño

Publicado: 2018-03-08

Como sabemos, la tendencia actual por los "derechos sociales" a través del Feminismo Moderno, los grupos LGTB o los colectivos raciales nos han puesto en debate el tema de las igualdades y sus diferencias, tanto que ha inundado la polémica en este siglo. Sin embargo no todos los tipos de igualdad son válidos, y resulta ser curioso que precisamente las igualdades inválidas o injustas son las que hoy se defienden con vehemencia.
De hecho, un liberal debe reconocer qué igualdad defender y qué igualdad rechazar y condenar, con el fin de ser lo más justos posibles.

Hoy la izquierda postmoderna (e incluso la derecha colectivista) han socavado el principio de la igualdad que los liberales conocemos, al punto de destruir el sentido racional de este concepto. Para esto, explico brevemente los 4 tipos de igualdad que existen, si bien son tediosos al momento de diferenciar qué defiende el liberalismo y qué la izquierda progresista, la derecha colectivista o el comunismo, sirven para resolver algunas dudas sobre la igualdad.

TIPOS DE IGUALDAD

1. La primera es la Igualdad Formal o igualdad ante la ley, también entendida como igualdad jurídica: cada hombre tiene los mismos derechos y obligaciones ante la ley. Esto parte del hecho que cada hombre, por razones de derecho natural, posee derechos a su vida, libertad y propiedad, siendo que los derechos formados de manera jurisprudencial emanan a partir de ellos.

La igualdad jurídica o Igualdad Formal es lo que defendemos los liberales-libertarios-capitalistas-objetivistas: que tú y yo seamos tratados de manera justa, objetiva e imparcial por la ley, sin que tú tengas un privilegio sobre mí en lo que se trata de justicia. Un ejemplo puede ser: que tu y yo tengamos un debido proceso, que no nos autoinculpemos, que tengamos derecho a un abogado y a un juicio por jurado, que tengamos el derecho a la libre expresión o credo, a nuestra propiedad y nuestros bienes, entre otros.

Estos derechos de igualdad jurídica fueron conquistados luego que dimos fin a los Estados Absolutistas Monárquicos y su sistema estamental, así como dimos fin al feudalismo donde unos eran siervos de otros y la justicia no era igual para todos (revoluciones burguesas).

Por supuesto, la Igualdad Formal está intrínsecamente ligada al principio de dar a cada uno lo suyo o "suum cuique": la justicia se basa precisamente en que no solo cada uno sea tratado de manera imparcial y justa sino que cada persona posea el derecho a su propiedad y su libertad, porque no hay justicia e imparcialidad sin reivindicar el derecho de cada uno a su vida, libertad y propiedad. Los liberales defendemos esto siempre hasta el fin de los tiempos.

2. El segundo tipo es la Igualdad de Oportunidades: esta igualdad, que también es jurídica, ya no consiste en cómo nos ve y nos trata la ley misma (Igualdad Formal) sino trata sobre el accionar y el papel del Estado. La Igualdad de Oportunidades es la búsqueda de que un grupo no sea "segregado" o "marginado" del sistema jurídico soberano o estatal, por ejemplo, del sistema de libre mercado o el sistema de derechos civiles, es decir, que cada hombre y mujer puedan acceder a sus derechos. Un ejemplo: comunidades rurales no tengan acceso a la justicia o la infraestructura, a la educación o la salud.

Si bien esta vindicación es válida superficialmente, debe poseer límites al respecto y se debe tomar con mucho tino, porque desde aquí parten las mayores falacias en torno a la igualdad, las mismas que nutren a la izquierda postmoderna y a los populistas: comprendiendo la Igualdad Formal y la vez que cada hombre y mujer deben poseer derechos a su vida, libertad y propiedad, aplicar el principio de "Igualdad de Oportunidades" CUESTA, no se financia solo, no es gratis y lo pagamos los ciudadanos de nuestro bolsillo. Ergo, si dejamos que el Estado se tome la diligencia de brindar "educación, salud, infraestructura" a todos los ciudadanos de un país, la cuenta nos saldrá cara, además del hecho que el impuesto o la carga impositiva es coercitiva y va en contra de nuestro derecho a la propiedad (lo que entendemos los liberales como el Principio de No Agresión, descubierto en sus modos formales por Ayn Rand).

Ante este dilema ¿qué debe hacer el Estado? pues muy simple, y esto mediante el sistema jurídico: abrir paso a la competencia empresarial, abrir camino al emprendimiento, facilitar la iniciativa de construcción de infraestructura privada en zonas pobres o rurales, aumentar la facilidad de creación de empresas, industrias, actividad financiera, comercio y actividad extractiva, finalmente reducir los impuestos al mínimo para que así la sociedad se pueda desarrollar por sí misma y pueda florecer, respirando libremente (si legitimas y proteges la propiedad del ser humano, mediante Derechos de Propiedad, este buscará la forma de desarrollarse libremente en propósitos). Estos sí son competencias que el Estado puede realizar, al fin y al cabo, la presencia estatal en cuanto a los derechos de propiedad, libertad de comercio y libertades civiles son absolutamente necesarias. Hoy existen modelos regios de desarrollo sostenible, como Hong Kong o Singapur, que si bien tuvieron cierta participación desde el Estado, fue la actividad privada (ciudadana) la que hizo florecer tales países. El sistema de "Igualdad de Oportunidades" desde un sentido racional consiste en realizar una línea imaginaria, donde todos inicien desde esa línea, y cada uno pueda alcanzar el éxito que desee en su vida.

Es indudable que tiene que haber una presencia del Estado, aunque no necesariamente, pero la presencia no es "yo Estado o político, te doy unas migajas a cambio de un voto, construyéndote una carretera o un sistema de alumbrado público" sino: "yo Estado, te doy amplia capacidad para que puedas generar tu riqueza, competir y tener tu propiedad asegurada, mientras yo me encargo de mantener la seguridad policíaca y tus derechos individuales bien defendidos (claro, incluso podemos decir que la seguridad hoy en día la generan los privados, pero en principio el Estado mínimo debería solo limitarse a la cuestión de justicia y seguridad).

De ese modo ya no hay políticos populistas que confunden "Igualdad de Oportunidades" en sentido de inclusión a personas ausentes, alejados o carentes de los frutos del desarrollo civilizado, con "redistribuir riqueza", incluso para servicios que el ciudadano puede costearse, como la salud, la educación o la infraestructura (en este último de hecho USA tiene un 20% de carreteras privadas

y 2/3 partes de las vías en Suecia son privadas), siempre que se apliquen políticas racionales liberales (para estos temas, invito leer la obra de Juan Ramón Rallo, "Una Revolución Liberal para España", donde explica cómo pueden gestionarse servicios de salud, educación, pensiones, o temas como medio ambiente, banca y dinero en ausencia del Estado, una gran obra que todo liberal debe leer).

Finalmente, la Igualdad de Oportunidades fue importante para la liberalización de la mujer en el siglo XX, pues le permitió alcanzar puestos públicos, privados, poder votar, adquirir propiedades y decidir sobre sus propósitos académicos; sin embargo también tiene un lado negativo: dio paso a la imposición hacia los privados a contratar mujeres o gente negra en las empresas. Es decir, se socavó la independencia y el derecho de cada empresario, privado o emprendedor de contratar libremente y excluir de manera libre, cuando se impusieron las llamadas "leyes antidiscriminación". Aquí pudo haber dado resultado en casos como Estados Unidos, un país que en los 50's discriminaba zonas privadas o públicas entre negros y blancos (incluso desde el ámbito estatal) por el acceso a baños, Universidades, restaurantes, entre otros, pero salvo estos casos excepcionales, las leyes anti-discriminación no se les debe tomar a la ligera y usar compulsivamente. Hoy tenemos evidencia empírica que el libre mercado ha logrado superar las "desigualdades de oportunidades" otorgando el acceso a baños para discapacitados o zonas de protección al adulto mayor, sin necesidad del Estado, precisamente porque los clientes demandan tales servicios a los privados.

La Igualdad de Oportunidades se distorsionó cuando la izquierda empezó a defender estas causas mediante las llamadas libertades positivas": si tú, fulano X, tienes poca capacidad de adquirir un puesto de trabajo o no dispones de educación, lo que hace la izquierda es redistrubuir la riqueza de la sociedad (previa coacción) y darle educación a aquel que la requiera o no la tenga, o un trabajo en el sistema público. Esto por supuesto distorsiona y socava el sentido de responsabilidad individual y superación personal, haciendo que la sociedad sea proclive a sobredemandar estos servicios estatales (de hecho, los Estados del Bienestar han crecido por el aumento del Estado y el aumento en la demanda que generaron en todo el siglo XX, constituyendo una carga que supera el 50% del PIB anual en países como Francia, los países nórdicos o Estados Unidos, cuando solo a principios del siglo XX el gasto en PIB no constituía ni el 10%, máximo el 20% anual).

Las feministas de segunda ola (previa a la tercera ola o moderna) defendían la Igualdad de Oportunidades, no solo en el tema de inclusión a puestos de trabajo privados o públicos sino con un deseo de igualitarizar los ingresos que recibían. Se puede decir que este fue el núcleo que alimentó el feminismo moderno.

La deformación consecuente de la igualdad de oportunidades a través de servicios estatales se decanta por el IGUALITARISMO, o nace desde ahí (los liberales no defendemos eso, y la línea delgada entre lo que el Estado debe hacer y no debe hacer se rompe).

3. La tercera vendría a ser la Igualdad de Resultados : si bien la Igualdad de Oportunidades se traduce como una línea imaginaria de partida construida por el Estado o la ley, en donde cada uno de nosotros dentro de la sociedad puede adquirir oportunidades de desarrollo y alcanzar, de acuerdo a sus habilidades y potencialidades, el éxito, es natural que en este caso siempre existan perdedores y ganadores, como en todas las sociedades.

Por supuesto, la idea saludable sería que cada perdedor busque eliminar sus fracasos mediante el esfuerzo y la dedicación, la capacidad de defenderse a sí mismo y llegar a lograr el éxito luego de varios traspiés. El problema está en que la “Igualdad de Resultados”, sistema que defiende la izquierda postmoderna e igualitaria hoy en día, no piensa lo mismo. Para los defensores de la “Igualdad de Resultados”, ante las desigualdades salariales, de renta o de propiedad, de cupos en una empresa dependiendo el género, o las desigualdades de costumbres, acciones, elecciones y sociabilidad (dada nuestra naturaleza humana compleja y diversa), la izquierda postmoderna busca mediante el Estado imponer leyes para solucionar este “impase” o “problema": en vez de generar una línea imaginaria de partida donde todos puedan competir en la carrera por un puesto o por una mejor renta, la “Igualdad de Resultados” reparte igualitariamente tanto las rentas, los salarios, los cupos de trabajo, entre otros, desincentivando la competencia, premiando el parasitarismo y la dependencia, y premiando a los que no se esforzaron y no lograron conseguir nada.

Desde este momento el IGUALITARISMO toma una versión más radical e injusta. De hecho, la llamada “Justicia Social” que defiende la izquierda actual se basa en la “Igualdad de Resultados”, esto es muy común verlo en la búsqueda de igualar salarios, eliminar “brechas salariales”, o hacer que un tipo de género (femenino) cope 50/50 los puestos laborales con el otro género (masculino) sin habérselo ganado. Este sistema ya no es liberal-libertario (o liberal clásico), sino está totalmente alejado y es opuesto a él, precisamente por ser un sistema injusto y represivo en contra de los que son exitosos y capaces. Otra de las formas en que funciona este sistema es la repartición del Estado del Bienestar no solo a nivel general sino a favor de minorías, so pretexto de que existen "desigualdades sociales".

Desde aquí ya podemos apreciar una deformación de la sociedad a través de la “Igualdad de Resultados”. La izquierda postmoderna, por larga data filosófica, defiende este sistema precisamente porque, al cambiar su discurso de la dialéctica de clases (marxismo) a la dialéctica de minorías (igualitarismo), hoy se enfoca en las llamadas “minorías vulnerables” (negros, indígenas, LGTB’s, féminas) haciendo que la ley reparta igualitariamente la riqueza de una sociedad, así como obligando a los demás a incluir, por la fuerza, a personas por razones de identidad de minoría (sin importar las diferencias entre las personas o la diversidad de elección en cada una). Es decir, es un sistema de injusticia social, de reparto, donde se socializa la vida en común, y los que tienen más dinero o mejor posición por razones de competencia o éxito son perjudicados. Este es el paso muy seguro al comunismo del siglo XXI, pero sin llegar al Comunismo ortodoxo. Esta igualdad no respeta ni la libertad, ni los derechos individuales, ni la propiedad, ni la diversidad humana o incluso, pasa por encima de la naturaleza humana y los fundamentos de la ciencia sobre nuestra naturaleza.

Es finalmente un sistema constructivista y ultraracionalista, desconectado de la realidad, que suele ser ideológico y no real, que se ve alentado por discursos emocionales y puramente victimizantes.

4. Igualdad pura, comunista soviética o igualdad platónica: siendo esta última la igualdad más radical de todas, ya no consiste en la igualdad ante la ley, ni tampoco en la igualdad de oportunidades, yendo más allá de la igualdad de resultados pero acercándose a esta última.

Platón tuvo la idea que en una República ideal la sociedad se dividiera en dos sistemas: el ciudadano, que podía tener propiedad y familias, y el político, donde la propiedad y la vida era colectivizada y solo estaba al servicio de la política. Este vicio tóxico si bien no se volvió a tocar en el futuro en sus formas exactas, se replicó en uno de los intelectuales más oscuros de nuestros tiempos, heredero de la oscuridad intelectual de Hegel: Karl Marx. Con Karl Marx es donde nace no solo la redistribución igualitaria de la propiedad privada y los medios de producción, sino la igualitarización de la sociedad, la igualdad forzada de las creencias, posturas políticas y anhelos de los hombres, y la intromisión colectiva a la vida privada de cada ser humano. Es decir, este nivel es muy parecido a la “Igualdad de Resultados”, con la diferencia que aquí la socialización es total. Y como el colectivo en realidad carece de poder o su poder no es permanente sin un líder y un sistema, el sistema perfecto para ello es el Estado (de ahí que el verdadero comunismo nunca haya resultado en la dictadura de una clase proletaria sino en la dictadura totalitaria del Estado, a través de unos cuantos individuos lunáticos dentro del gobierno).

Este sistema se ha impuesto en la historia por un siglo, desde 1917 hasta 1990 (o incluso existe en Cuba, Corea del Norte y posiblemente Venezuela), dando un saldo de 100 millones de muertos, cientos de millones de personas reprimidas por la bota del igualitarismo puro, y finalmente pobreza y atraso económico a gran escala.

Conclusión:

Hoy los liberales defendemos siempre la Igualdad Jurídica o Igualdad ante la ley (Formal) porque conocemos que es la única que se mantiene firme con la libertad y los derechos de cada ser humano. Si bien nos dividen corrientes liberales que tienen tendencia a la anarquía (anarcocapitalismo) o tendencias que definen que el Estado es innecesario o casi inútil (Estado Mínimo, minarquistas) con mucha base intelectual de por medio, lo preferible es buscar que el Estado este separado de las cuestiones sociales y de mercado, solo cumpliendo con su labor de orden social y justicia.

Hoy tenemos miles de defensores de la igualdad pero sin conocer la diferencia entre los tipos de igualdad que existen. De hecho, bien sostenía el fallecido intelectual español y republicano Antonio García Trevijano Forte, “la igualdad es incompatible con la libertad”, y vemos que tuvo mucha razón, y no se refería a la Igualdad formal o jurídica sino a la “Justicia Social” de Igualdad de Resultados que busca la izquierda postmoderna. Lo mismo en cuanto a la Igualdad de Oportunidades, siempre que su fin sea repartir presupuestos para un sistema público a costa de los demás, o usar la ley para prohibir nuestra libertad de expresión, asociación o elección (leyes antidiscriminación).

Libertad existe solo una como deseable, la Formal, las demás son simples racionalizaciones que en vez de generar avances a una sociedad, la limitan o entorpecen, en el peor de los casos, hace culto a la injusticia del hombre contra el hombre.


Escrito por

Libertaire Limeño

Liberal Republicano, pro-capitalista y seguidor de la filosofía objetivista. Anti-marxista. Solo hay una vía: libertad.


Publicado en

Casa de Naipes

Ensayos y críticas sobre economía, política, filosofía, música, cine, espectáculos entre otros temas. Me reservo el derecho a réplica.