Clases Sociales colectivizadas.
Cuando las clases sociales se convierten en prioridad colectiva sobre el individuo libre.
- Por Libertaire Limeño
Sin duda alguna es considerado inaceptable hasta el día de hoy seguir usando la diferenciación de clases sociales con el fin de reinvindicar "derechos sociales", esto mediante la igualitarización social, que en sumas cuentas busca proteger a las minorías económicamente "desfavorecidas" y a su vez generarle mayor "responsabilidad" a las clases sociales más altas o favorecidas, medidas superficiales que no reconocen las consecuencias lúgubres de esta praxis. El fin de las "clases sociales" stricto sensu solo corresponden a una clasificación y diferenciación de un grupo determinado que posee una diferencia de ingresos, rentas, bienes, estabilidad económica, poder económico, etc, respecto a otro grupo. Sin embargo, su uso conceptual bondadosamente provisto aquí no solo se mantiene para una diferenciación categórica, sino ha sido pervertido por intelectuales socialistas que la utilizan para desarrollar métodos que igualitaricen el "bienestar" económico entre una clase y otra, siendo el Estado, mediante el uso de la fuerza por medio de sus instituciones, un medio efectivo para ese fin político. Aunque la idea tribalista de clases antes del Estado moderno era la sumisión de una clase a otra, tales como vasallo-señor feudal o patricios-plebeyos-esclavos, todas esas categorías, que en la praxis eran esclavizar al hombre o negarle sus derechos, desaparecen -o se presumía desaparecidas- con el inicio del Estado Moderno, La República, los principios liberales estadounidenses de los Padres Fundadores y los principios de igualdad, libertad y fraternidad de la Francia revolucionaria. Con el advenimiento de las libertades generales sin distinción, con brío pudo concebirse el capitalismo, donde la riqueza del hombre o la generación de la misma no tenía como fin una clase determinada -tal como un vasallo daba sus tierras a un señor feudal o el señor feudal podría expropiar a los vasallos antojadizamente si él quisiera- sino tenía como fin el hombre mismo, siendo el hombre el artífice de su vida, propietario por derecho de su riqueza y moralmente un fin en sí mismo. Fué en conclusión la libertad el principio de la existencia del capitalismo como tal.
Sin embargo este encanto de somera eliminación de clases donde unos estaban subordinados a otros coercitivamente, se desvaneció con la aparición del marxismo. La prédica marxista generó una guerra absoluta entre dos clases sociales, el cual hasta el día de hoy sigue pero con diferente metodología y praxis: burgueses contra proletarios, donde los primeros -se presumía- vivian a expensas de los segundos, así como, desde el intelectualismo marxista, se formó una postura o visión del capitalismo como un método "esclavista" similar al que existía antes del Estado Moderno entre una clase hacia otra, con diferente patrón social.
La cúspide de toda arbitrariedad infame y todo ataque a la razón y la libertad fué el nacimiento inmediato del polilogismo, es decir, desde la mente de Karl Marx, un individuo -sea proletario o burgués- tenía una "estructura mental" de acuerdo a su clase social, que le imposibilitaba a pensar como proletario siendo burgués o como burgués siendo proletario. Esta postura anticientífica la identificó Ludwig von Mises consecuentemente en su tiempo. El polilogismo no solo era una mera diferenciación de clases sino conllevaba al clasismo más vil que pudiera existir en la historia del Estado Moderno, donde la clase "proletarios" revolucionaria y "noble" eran implícita o explícitamente llamada a expropiar y asesinar a la clase "burguesa" explotadora, todo con el fin de llegar a la revolución social donde no hubiera clases, donde habría justicia para la sociedad y donde el proletariado tomara el poder. Las consecuencias previsibles de este pensamiento lo único que sembró son las bases del totalitarismo, donde cualquiera era considerado enemigo por el simple hecho de ser burgués (clasismo) y asesinado luego.
Bien llegado el Estado Comunista con la revolución de Octubre de 1917 que daría paso a la URSS se aplicó este método que cobró la suma de cien millones de vidas alrededor del mundo -asesinadas, muertas de hambre, esclavizadas, solo por ser de una clase social acomodada o propietaria- hasta la caída de la URSS en 1991 que revelaría las consecuencias últimas de lo que produce el clasismo en su grado absoluto -y el marxismo.
Sin embargo la metodología clasista no desapareció, reinvindicándose bajo la moralidad del igualitarismo predicado por intelectuales socialistas moderados en el mundo occidental. Se reemplazó el comunismo por el socialismo igualitarista, que en forma y apariencia son diferentes pero en esencia son lo mismo.
El igualitarismo político (bajo ética igualitarista de naturaleza altruista-colectivista) cambia el sentido del clasismo en tiempos posteriores, en este respecto, del tribalismo antiguo (antes del Estado Moderno) y del comunismo, pero sin duda es la misma esencia: el tribalismo antiguo subordina al hombre por la fuerza al poderoso, caudillo, emperador o Rey, el comunismo subordina al hombre para "la revolución proletaria" o el partido y el líder revolucionario. El igualitarismo subordina al hombre por la fuerza para fines como "la democracia", el "colectivo", la "minoría", los "desfavorecidos" o los "excluidos", que en algunos casos parece ser noble superficialmente en sus propósitos pero es moralmente vil en sus comprensión racional y en su profundidad puesto que, a diferencia de los otros dos sistemas, el igualitarismo no le quita al hombre toda su propiedad y riqueza sino parte de ella mediante impuestos, donde estos impuestos serán destinados al "coste social", "Estado de Bienestar", "pensiones, subvenciones" y exclusivamente para dar asistencia -asistencialismo- a los menos favorecidos. Ergo, el hombre ya no es esclavo de un Estado Absoluto para el Rey o La Revolución sino para "la sociedad".
Todo ataque conceptual desde el intelectualismo socialista moderno se ha basado en justificar, mediante una "nueva justicia", una "teoría de la justicia" (Rawls) o la "eliminación de desigualdades" (Piketty), la redistribución de la riqueza para el colectivo, por la fuerza del Estado o intervencionismo del mismo, donde el hombre no obtiene nada a cambio sino más bien es una pieza sacrificable para un juego vesánico socialista de falsos derechos y falsas responsabilidades.
La metodología del igualitarismo se adscribe y comulga con el tribalismo antiguo y el comunismo en el sentido que niega los derechos individuales y auténticos del hombre a favor del "colectivo" o "minoría", esclaviza a unos para redistribuir a otros, reprime el pensamiento de orgullo al trabajo, la riqueza, la comodidad y el bienestar, promueve la culpa de los "ricos", "acomodados" e incluso "clases medias" hacia los que nunca han hecho nada por cambiar nada en sus vidas y viven como parásitos mentales y físicos denominados "clases desfavorecidas", victimiza a los parásitos anteriormente mencionados -en el mejor de los casos, a los hombres que en realidad son desfavorecidos pero no tienen derecho de poseer el dinero de otros ni usar artilugios estatales para sostenerlos- y finalmente busca en trasfondo eliminar todas las clases creando una clase única: pobres, miserables, autómatas, estúpidos, sin espíritu, sin razón, esclavos de sí mismos, energúmenos inmorales, mayas sacrificadores ante el Dios Estado y el Dios Sociedad, auténticos kamikazes que legitimizan el harakiri y promueven a la sociedad a hacérselo, es decir, una sociedad adoradora del culto a la muerte. En conclusión, el igualitarismo tomó las categorías de clases sociales y los usó a su antojo, dándole prioridad a la "clase" y no al hombre, siendo el hombre sacrificado a "la clase" y no siendo parte de ella. Sea la forma que sea, tribalismo antiguo en Imperios y reinados, en un Estado Comunista o en un Estado moderno igualitarista, todos adoran a la muerte -física y espiritual-, sin embargo quienes promueven el clasismo moderno y la subordinación legítima hacia las "clases" -en la realidad, hacia tiranos en el poder- es el igualitarismo socialista, forjadores de la auténtica muerte del individuo.