Es muy curioso cómo se deforma o cambia tanto el lenguaje o los modos de hablar que, actualmente, sorprende ver la palabra "boliburguesía" usada por los venezolanos de manera común.

Un "boliburgués" vendría a integrar epistemológicamente dos conceptos: el "bolivariano" que vendría a ser el nombre otorgado tanto a la República de Venezuela desde la entrada de Hugo Chavez para convertirla en "República Bolivariana de Venezuela" en nombre de Bolívar, como a la defensa de las políticas de la "nueva república" concebida por Chavez en base a Bolívar (unión de países bajo un falso orgullo latinoamericano con fines socialistas); y el "burgués" que vendría a ser la clase acomodada, que a pesar de ser un concepto medieval, se torna un concepto decimonónico relevante hasta el día de hoy promovido por el marxismo y/o vertientes. Si la construcción lingüística mediante su contracción conceptual es errónea, no lo sé, aunque sea un neologismo que termine -como muchas formas del habla- siendo aceptado.

La cuestión es que el entendimiento de "boliburgués" vendría a ser un término despectivo hacia las esferas políticas del chavismo o del socialismo del siglo XXI que dirijen arbitrariamente la sociedad venezolana, políticos que promueven la cultura de la humildad y la integración mientras que en sus tronos de oro y por privilegios inmerecidos se enriquecen de los demás y desintegran moral y económicamente la sociedad, los globalmente famosos "gauché caviar". El error de ese nuevo término más bien procede de la reinvindicación de un concepto que debe ser descartado del pensamiento moderno: burgués. ¿por qué? Un "burgués" siempre se ha entendido como el individuo perteneciente a la clase acomodada, no solo del gobierno sino de la sociedad común. Si actualmente el uso de "clases sociales" es por default arbitrario porque bajo este concepto se han promovido las políticas más salvajes y dirigistas de gobiernos en la historia así como ética y socialmente han desunido a la sociedad, el concepto "burgués" debería ser descartado porque estigmatiza a los tenedores o acumuladores de riqueza como enemigos de la sociedad, sin diferenciar si fueron de forma ética o antiética, de forma legal o ilegal, reforzando no solo el odio entre estratos económicos sino propagando la ignorancia en cuanto a los fines de la economía y los procesos de mercado sin diferenciarlo del enriquecimiento mediante la fuerza del Estado v.g.: un especulador, para un ciudadano ignorante, es el tipo que coloca los precios por encima del mercado porque el empresario tiene fines puramente egoístas, avariciosos e insanos, que merman a la sociedad en cuanto a precios, claro está en que el ciudadano en realidad no reconoce que el individuo ofertante (capitalista, empresario) bajo leyes de mercado siempre busca el beneficio y que los precios de mercado no se forman unilateralmente sino son parte de una dinámica entre ofertantes y demandantes quienes regatean sus condiciones, así como la llamada "especulación" se torna mayor cuando existen controles de precios o intercambio de mercancías que aumentan la escasez (produciendo el mal llamado "acaparamiento" de recursos) y producen un alza de los precios (produciendo el fenómeno mal llamado "especulación") originando un mercado negro o ilegal, tal como ocurre en Venezuela [es necesaria la explicación dado que existen muchos abismos epistemológico-científicos cuando se reconoce que la sobreoferta monetaria es uno de los causantes de la crisis pero no la fijación de precios máximos, siendo el control de precios de bienes y servicios -incluyendo el precio de salario- la causa de la crisis].

Burgués vendría a ser un anticoncepto: se deslegitimiza conceptos apropiados como "corrupción política", "enriquecimiento ilícito", "capitalismo de amigos" por aproximaciones vanas y ambiguas como "burgués" o en este caso, "boliburguesía". Entendido bien los términos y diferenciada bien las funciones del Estado (es decir, el Estado solo es protector del comercio mediante la fuerza, no intervencionista ni dirigista de este) y las funciones del mercado (actos deliberados y de relaciones libres) no regresamos al pasado para usar un término demodé y especialmente ambiguo como el "burgués" y/o "boliburgués". La importancia mayor de rechazar este término radica en que actualmente el gobierno y parte de la sociedad de Venezuela declaran falazmente que existe una "guerra económica", siendo tal concepto "boliburgués" reinvindicado el "burgués" el que mantiene la chispa de la ignorancia y del socialismo destructor que impera en ese país cara a continuar el ataque hacia el libre emprendimiento y los intercambios comerciales. El término "burgués" también es clasista: implícitamente mancha la honra del hombre probo y productivo así como lo excluye y criminaliza en la vida social, sin diferenciarlo del hombre que mediante la coerción institucional es adinerado, acto más que detestable.

Los liberales rechazamos el control económico en la sociedad porque depende del capitalismo y de la libre mercado el bien de la sociedad, derrumbando mediante este rencores de "clases" desgraciadamente formadas por el marxismo, el socialismo y hasta su versión moderna, el progresismo. La misma vía debe tomar Venezuela para el regreso de una sociedad sana y justa. 

En suma y conclusión: erradiquemos el llamado "boliburgués" y lo que sucede en la hermana Venezuela llamémosle por su auténtico nombre: corrupción.