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Neomarxismo y Anticapitalismo como consumación del liberticidio moderno.

Ensayos impopulares contra el irracionalismo.

Publicado: 2015-01-18

El neomarxismo de Frankfurt desde sus pensadores como Adorno, Horkheimer y Marcuse del siglo XX redefine los conceptos y fines que el antiguo marxismo mantuvo en el pasado con el leninismo y estalinismo, pero no se desprende de ellos una idea específica: el capitalismo es destructivo y deshumanizante. El neomarxismo rechaza las causas y consecuencias que surgieron bajo la fuerza soviética y las matanzas por parte del comunismo por medio de la vía política de la fuerza, por estas causas redefine su teoría en base a la implementación de las ideas por medio de la autocrítica y la creatividad subjetivista: marxismo cultural.  Desde el intelectualismo de Frankfurt influye socialmente el pensamiento anticapitalista moderno, así como nutre la crítica política de la socialdemocracia, del comunismo y de los socialismos existentes aunque no se mezcla necesariamente con ellos dada su separación política donde el fin es presuntamente intelectual (presuntamente pues en la realidad no se cumple dado que hasta los pensadores de Frankfurt ingresaban en la política como fundadores de la Nueva Izquierda y el neomarxismo sigue siendo influyente en la política actual).

El anticapitalismo neomarxista no se basa en ideas de lucha de clases o dictadura del proletariado que se formaba con los clásicos, se han tornado sofisticadas a tal punto de pasar a crítica los fundamentos marxistas sobre el capitalismo. Igualmente el neomarxismo no rechaza el clasismo sino lo ensalza mantiendo la idea de "unidimensionalidad del hombre" donde el trabajador es presa del capitalismo instrumentalista de las élites, esto vendría a ser clasismo moderno. Aunque existan diferencias entre el anticapitalismo neomaxista y el anticapitalismo socialista-comunista, los fundamentos anticapitalistas recaen en lo mismo: conflicto entre obrero y trabajador, entre explotado y explotador donde el capitalismo deshumaniza por sí mismo (el anticapitalismo políticamente puede definirse en idearios fascistas, progresistas, socialdemócratas, socioliberales, bienestaristas, sindicalistas, anarquistas socialistas, etc).

En síntesis, es el sempiterno idilio entre capitalismo y marxismo: el problema de la libertad.

Quizá la parte más peligrosa del neomarxismo, haciendo a un lado ideologías políticas desde la socialdemocracia o socialismo "soft" hasta el totalitarismo estalinista, es la insistencia del capitalismo como reificante e instrumentalista desconociendo los fundamentos ético-políticos del mismo. Para un neomarxista indoctrinado y recalcitrante le es imposible hablar de capitalismo como la concreción de la libertad individual, para ellos el proceso de comercio es como la instrumentalización del individuo para fines que desvalorizan al individuo (reisificación o cosificación) y solo el hombre es un medio para un fin, el intrinsicismo es su visión precisa del capitalismo, para un neomarxista el capitalismo es el espíritu de una época de alienación donde unos alienan a otros, específicamente el capitalista al obrero. Esta visión del capitalismo abre paso a que cualquier socialista en la actualidad vea con desdén el sistema capitalista y hable de absurdos como "derechos del trabajador" o "derechos laborales" (como si el capitalista no fuese trabajador al mismo tiempo que productor).

Ahora bien, los fundamentos éticos del capitalismo yacen en solo una máxima: el hombre es libre de ser productivo sin interferir en las libertades de otros bajo la protección de sus derechos mediante el Estado (vida, libertad, propiedad y búsqueda de la felicidad). No hay capitalismo mientras no exista un Estado liberal que garantice las libertades individuales. Esto es a nivel político (relaciones sociales entre individuos) donde la moralidad se basa en no generar coerción dentro de un Estado político que define que capitalismo es precisamente ausencia de fuerza. El liberalismo capitalista laissez faire rechaza categóricamente la idea de reificación del individuo: el individuo es moral mientras no use tal fuerza, caso contrario, el uso de fraude, abuso, esclavización, etc, es de conducta anticonstitucional e inmoral. El hecho de las relaciones sociales dentro del capitalismo está implícito que no existe ninguna alienación: unos hombres se organizan con otros en la división del trabajo para llegar a fines individuales específicos y fines de grupo acordados entre individuos así como intercambio de mercancías. El hombre es un fin en si mismo y nunca es un medio para los fines del otro ni un fin donde los otros son su medio. Las ganancias que genera el capitalismo se basa en acuerdos contractuales protegidos por el gobierno donde cada integrante del sistema capitalista tiene una ganancia de acuerdo al valor y aporte de su trabajo, es decir, un empleador genera ganancias en base a inversión de su capital y un empleado genera ganancias en base al salario pactado con el empleador. Ningún individuo es esclavo uno del otro y tampoco renuncia a sus derechos universales políticos de libertad (un contrato al romperse, mediante ley se puede acordar retribuciones económicas por incumplimiento de contrato pero nunca la ley ni el empleador puede obligarte a trabajar dado que no existe esclavismo ni servilismo). Así como no renuncia a sus derechos universales políticos, implícitamente a nivel ético un individuo en el sistema capitalista no puede renunciar a su libertad de decidir así como sus valores morales.

Por otra parte el problema del control del capitalismo mediante el Estado solo conlleva a una solo fin: el control de la productividad del hombre, de su libertad a crear y actuar, a su libertad a elegir. Los ámbitos socialistas se ponen siempre de acuerdo con la idea neomarxista de la alienación capitalista, incluso desde el lado místico: un religioso al caer en el socialismo da por hecho que a nivel individual un hombre ve a otros hombres como su medio para su fin, donde hay deshumanización del hombre. No es nada extraño que veamos a un Papa como Francisco rechazando el capitalismo como reificante e instrumentalista. Ya aclarado que el hombre en política es moral siempre que no atente con la libertad de otro, también es moral a nivel ético-individual dando por rechazado absolutamente el vicio neomarxista que se cuela como falso intelectualismo refinado.

El "intelectualismo refinado" del neomarxismo propugna el cuestionamiento de la "unidimensionalidad del hombre" en la modernidad. Marcuse destaca que el "hombre unidimensional" se basa en una especie de pensamiento único cerrado del hombre formado por "superestructuras" como los medios de comunicación, la economía y la política liberal que abstraen el mundo del pensamiento crítico y diverso al mismo. En el caso del capitalismo se categoriza como superestructura que trabaja bajo un pensamiento instrumentalista donde los intereses económicos se justifican mediante toda la sociedad en forma de prejuicios o pensamientos cerrados y abyectos.

Sin embargo esta fundamentación tiene errores en sus conceptos constituyentes y vienen de la dialéctica decimonónica de Marx en contra del capitalismo: una superestructura se concibe como los órdenes jurídicos, económicos, artísticos, religiosos, su contraria, la infraestructura (o estructura), está formada por la sociedad misma (los obreros, la fuerza constituyente de la producción), la "masa" en sí. De este modo la dicotomía superestructuras/infraestructuras obliteran la cuestión de acciones humanas hacia rumbos divergentes prescindiendo de las valoraciones racionales del individuo, dicotomizando orden social de sociedad, donde los órdenes sociales mandan a la sociedad y la sociedad está excluida -alienada- de tales órdenes, cuando al fin y al cabo, lo social está implícito en los órdenes (no existe órdenes sociales que no sean en base a individuos a menos que pretendamos pensar que un animal inferior no racional puede serlo, cayendo en la absurdez). Estas falsas "superestructuras" manipulan al individuo desde la visión neomarxista. Tal lobotomización se ha heredado entre los intelectuales de izquierda en Frankfurt donde dicotimiza a la sociedad en clases y solo cambia el método respecto al marxismo decimonónico: pasa de método dicotomía marxismo obrero/capitalista (hombre vs élites) al neomarxismo sociedad/orden sociales (órdenes sociales vendrían a ser el orden economico, la política, ciencias, etc, bajo normatividad moderna que se organizan mediante autoridades y jerarquías). Se mantiene finalmente que las órdenes sociales esclavizan a los individuos hacia el consumismo artificial, la normatividad castrante de las leyes, el arte sin crítica y basado en la normatividad cerrada, el control por parte de los medios de comunicación, la esclavización y alienación capitalista, el obedecer por obedecer sin generar juicio propio.

Un orden social integra todos los individuos dentro de la sociedad, la sociedad es la integración de individuos. Un orden social (v.g.: capitalismo) no excluye a ningún individuo que desee producir o intercambiar: mientras el ser humano decida actuar para llegar a fines específicos está viviendo en libertad de decidir y formar crítica del mundo en que vive, para esto tiene que ser productivo también. Un ser productivo no se basa meramente en el mecanicismo, el ser productivo radica en que el hombre es la única especie que por elección puede transformar la materia y darle una utilidad específica así como puede formar el mundo de las ideas replicándolas. No hay exclusión en un sistema social basado en un Estado Liberal capitalista: todo individuo puede generar división del trabajo y puede llegar mediante sus virtudes a diferentes jerarquías económicas así como normativas. Un individuo en libertad es capaz de decidir por sí mismo sus valoraciones procesando crítica en aquellas valoraciones para luego llegar a metas específicas. La única forma de truncar metas solo puede ser de dos formas: a) individual, es decir, el hombre se desprende de sus valores morales así como juicios de valor y b) el hombre pierde su libertad mediante leyes liberticidas.

Así como existe diversidad de funciones dentro de la sociedad, un individuo en el ámbito del capitalismo no tiene prejuicios cuando de producir se trata: el hombre al ser el único ser vivo capaz de formar la materia, mediante su racionalidad es capaz de ser creativo en distintos niveles conceptuales así como concretarlos en diferentes ámbitos del capitalismo: artes, ciencia, publicidad, medicina, tecnología, ingeniería, etc. Incluso en el ámbito político (jurídico).

Tal unidimensionalidad del hombre es inexistente y se debe desechar categóricamente mientras el hombre se conciba en libertad.

Hay que recalcar que el capitalismo no tiene justificación social, parte del hecho de que el individuo bajo su racionalidad y su productividad es el receptor directo de los frutos de su trabajo y nunca puede ser el medio para el fin de la masa o de la sociedad. El hombre es un fin en si mismo.

Tal cosa como separación capitalista y trabajador cae en el absurdo de dicotomizar las relaciones sociales al punto del polilogismo marxista, así como la posición neomarxista sobre el espíritu crítico frente al capitalismo reificante cae estrepitosamente al no reconocer que un hombre bajo capitalismo no solo genera virtud como productividad a nivel individual sino necesita ser un ser racional: virtud de racionalidad (que conlleva a ser un hombre moral, ético) y que bajo racionalidad tiene lazos sociales de fraternidad y respeto a nivel social. Sin embargo esto no es metafísicamente dado: a nivel individual el hombre dado que es un ser de consciencia volitiva debe reconocer sus valores para poder ser un verdadero hombre racional, productivo y orgulloso, nunca ser un tipo que cumpla sus caprichos a costa de otros bajo el sistema capitalista, ni tampoco ceder su libertad capitalista para fines del grupo o del socialismo; esta es la única forma de poder ser un nuevo capitalista íntegro y darle significancia al capitalismo como lo que es ahora: el sistema social por excelencia que desplazó a la esclavitud y al servilismo y generó el mayor grado de bienestar desde su concepción. 

En el ámbito epistemológico, una tersgiversación común y extendida en el pensamiento neomarxista es generar conexión entre capitalismo y guerra cuando son contrarios, así como el mantenimiento de que la razón produjo la deshumanización moderna. Esto yace en las posiciones de Frankfurt sobre la crítica a la racionalidad como una sola: una razón formada y aceptada como necesaria y universal desde el iluminismo conllevó a su entronización y divinización, generando una conexión entre razón y poder, dando así paso a la entronización del poder capitalista como método de esclavitud moderna y dando paso a dos guerras mundiales. Ese sin sentido terminó por generar la separación de la misma razón en dos: racionalidad instrumental y racionalidad crítica. También dió paso al subjetivismo y relativismo epistemológico. 

El capitalismo como sistema social bajo un Estado Liberal no genera ninguna confrontación mientras el Estado prohiba la intromisión del capitalismo en los asuntos del Estado (separación Estado-economía igual que separación Estado-iglesia). En el caso político de las guerras, una guerra nunca puede ser producto de la razón, siempre es producto de la sin-razón, de la fuerza bruta, es la destrucción del hombre para caprichos políticos en cada contexto. La asociación entre capitalistas y Estado en los hechos históricos de las guerras ha generado el clientelismo moderno. Para el neomarxismo es irrelevante el clientelismo dado que para estos, capitalismo es inherente al uso de poder, como si hablaramos de los ámbitos de la fuerza.   

Por último el neomarxismo indica que el hombre genera ciertas necesidades artificiales en la sociedad que motiva al consumismo. Tal caso es indudablemente falso pues el hombre en su proceso de crear se basa en la escasez que existe en el mercado y mediante su ingenio provee a la sociedad bienes y servicios escasos, provee nuevas tecnologías que facilitan la vida al hombre, provee de nuevos descubrimientos para el conocimiento humano así como también satisface sus valoraciones de ambición por crear algo mejor que los demás y superarse a si mismo.

En conclusión, se ha demostrado cómo el neomarxismo no solo es anticapitalista recalcitrante sino es una vía para que cualquier socialismo se fundamente en este pensamiento y use la fuerza para controlar el mercado libre. También se ha dejado en claro los fundamentos éticos-políticos a favor del capitalismo. La humanización solo puede llegar desde el método de reconocer objetivamente los fundamentos éticos del capitalismo. Un neomarxista vicioso así como cualquier socialista que no reconoce al capitalismo como libertad, únicamente se le puede considerar como un profundo liberticida, un asesino intelectual, un asesino político, un enemigo del hombre en base a conceptos y fines arbitrarios, desde un neomarxista que usa conceptos como "reificación del capitalismo", "unidimesionalidad del hombre", "capitalismo como consumismo que genera necesidades artificiales" "razón instrumental capitalista", "totalitarismo capitalista" hasta un socialista político que utiliza anti-conceptos como "lucha de clases", "clases socioeconómicas", "fin social o bienestar social", "igualdad de oportunidades", "derechos de los trabajadores" etc, ambos relegan la razón del hombre y su libertad individual así como sus derechos universal: libertad, vida y búsqueda de la felicidad (no existen derechos "sociales"), la única forma de hacer posible esto es mediante capitalismo.



Escrito por

Libertaire Limeño

Liberal Republicano, pro-capitalista y seguidor de la filosofía objetivista. Anti-marxista. Solo hay una vía: libertad.


Publicado en

Casa de Naipes

Ensayos y críticas sobre economía, política, filosofía, música, cine, espectáculos entre otros temas. Me reservo el derecho a réplica.